Muchas veces perdemos el rumbo y el verdadero valor e importancia de la celebración de la Navidad.
Salir a comprar regalos, ponerse de acuerdo con los familiares; si van, si no van, que si fulano se peleó con mengano.
¿Realmente esto es la Navidad? Me parece que no.
Debemos entender que este espacio de celebración familiar de un acontecimiento que cambió la humanidad, tiene que merecer el mejor de los honores, sin necesidad de tanta vanidad y locura.
Es meditar si hemos hecho lo correcto ante los ojos de Dios.
Es planificar y comprometernos ante El en ser más fieles y cambiar lo que no nos permite llegar a ser mejores personas.
Es darnos cuenta que necesitamos mas que un día para adorarlo y agradecerle por todo lo que ha hecho por nosotros.
Aunque creas a medias o no, El ha dado a su único hijo para que hoy te encuentres en pie proyectando tu vida, entendiendo que aquel propósito para el que te encuentras, te lo tiene reservado, esperando que vayas a recibirlo.
Es celebrar el nacimiento de un gran ser, que día a día vela y pelea por nosotros, dándonos su protección y haciéndonos saber que somos importantes.
Así que desechando la costumbre universal que Navidad = panza llena y locura exacerbada, enfoquémoslos en que Navidad = adoración, agradecimiento y compromiso.
Que Dios Bendiga tu día y te llene de favores.
Feliz Navidad!!!
Carelia Gajardo